El sector inmobiliario será uno de los principales motores de reactivación económica en 2021. Pese a ser uno de los sectores más afectados por la crisis del coronavirus, su resiliencia durante la pandemia y la rápida recuperación postcovid se prevén factores clave para volver a dinamizar la economía.

De la contracción a la reacción

La contracción del sector inmobiliario no deja lugar a dudas. En resumen, Barcelona cierra 2020 con un descenso medio de los precios al 5%. Pero a diferencia de otras crisis, como la acontecida en el año 2007, la desaceleración del mercado inmobiliario se enmarca en un contexto de regresión global de la actividad económica. Cuando vuelva a la normalidad, el sector representará uno de los principales puntales de aceleración y transformación económica adaptada a la nueva realidad.

Si se confirma la tendencia del verano, y se consolida del control de la pandemia, la actividad económica subirá de forma exponencial e intensiva. Una reactivación no exenta de cambios y transformaciones debido a este lapso de confinamiento: la expansión de la digitalización en todos los ámbitos personales y profesionales, la adaptación de los espacios presenciales y el cambio estructural del mapa urbano.

Tres espacios

Por poner un ejemplo que sintetiza esta transformación, en tan sólo 9 meses el e-commerce ser ha multiplicado por diez. Un salto cuantitativo que obliga a repensar el uso comercial de las ciudades debido a la escasez de suelo logístico en Barcelona. Una nueva forma de entender la relación de los núcleos urbanos, con el desarrollo y mejora de la última milla. El desembarco de centros de distribución logística con productos de alta demanda que estarán al alcance inmediato de cualquier punto de la ciudad.

La vivienda es y seguirá siendo una de las principales necesidades y preocupaciones a corto y medio plazo. La consecución de un parque de vivienda competitivo, ajustado a las necesidades de la demanda, requerirá del esfuerzo de todos los actores en un marco regulatorio estable. Y en este escenario, la vivienda en alquiler será la protagonista. Un mercado tradicionalmente inclinado a la compra, se acerca cada vez más a una modalidad capaz de facilitar el acceso a la vivienda de forma flexible.

Finalmente, las oficinas experimentaran una mayor transformación. Un replanteamiento híbrido de los espacios para aprovechar y mejorar la productividad laboral allá dónde el teletrabajo no puede llegar. Las actividades que requieren del trabajo, la interacción y la colaboración colectiva encontrarán en las oficinas un espacio común para seguir creciendo.

Cómo se vive, trabaja o compra ha sido transformado. Y el sector inmobiliario deberá dar respuesta a los nuevos retos para liderar el cambio.

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